¿Quiero o
no quiero?
Esta es la
pregunta que me hago ¿queremos cambiar nuestra forma de jugar al rugby? Lo
pregunto porque tengo la sensación de que muchos de los que están practicando
el rugby, los entrenadores, directivos, etc., su interés por mejorar el juego
de su equipo es inexistente. Parece
que el juego en ese club, el que han hecho toda la vida, el que en otras
ocasiones he llamado el rugby del esternón, es el que se quiere perpetuar. Es
cierto, que todos los cambios son complicados y en muchos casos muy difíciles
de digerir, pero en este caso, si uno quiere avanzar, debe asumir el reto,
porque hacerlo es síntoma de victoria segura, ya que es inevitable la mejora en
el juego y el no hacerlo, es quedar encallado en lo mismo de siempre. ¿Como
queremos jugar mejor, ganar más partidos incluso triunfar en la competición en
la que participamos, si siempre entrenamos de la misma manera y comenzamos la
pretemporada la misma fecha? Año tras
año no avanzamos, siempre acabamos clasificados en la misma posición, somos más
o menos los mismos jugadores, etc. Lo primero es reconocer la situación, ser
realista, pero luego hay que ser valiente, y tomar la decisión firme de
comenzar dicha vía de mejora. También puede ser que no interese, si es así,
entonces, se seguirá con la misma rutina año tras año. Quizás, lo que se
pretende, no es asimilable por los jugadores, por su desconocimiento, entonces,
es deber demostrar lo positivo de ello, pero también es necesario que los
jugadores sean receptivos a la novedad. Sino, como se suele decir, no hay más
ciego que el que no quiere ver.
Por
supuesto, el cambio tiene que ir dirigido a renovarlo prácticamente todo, desde
la base, donde los niños tienen que comenzar a aprender unos sistemas de
entrenamientos distintos, otro juego, vamos que hay otro rugby, pero también
con los equipos de categoría superior. Cierto que es un cambio paulatino, pero
sin pausa y constante. Cada club, tiene que trazar su línea de juego. En muchos
casos, parece que hay gente que no quiere o no le interesa, ese cambio, pero a
la mayoría de ellos, cuando viven esa posibilidad de otro tipo de juego, poco a
poco se involucran más en la línea marcada por el club. Quizá una de las cosas
fundamentales, es poder disponer de entrenadores titulados, con las cosas claras
que se tienen que hacer, desde luego cada uno, con su particular visión, pero
podríamos decir que son matices sobre un cambio de rumbo en el juego.
El juego
que me refiero, en otras publicaciones ya lo he comentado, es un juego más
dinámico, olvidándonos de los eternos “pik and go”, de ruck tras ruck. Pasemos
ya a los puntos de continuidad. Mejoremos el juego a la mano, tengamos mejor
pase… Olvidémonos de los entrenamientos tediosos, donde lo único que se
pretende es resaltar lo “macho” que soy, porque soy capaz de hacer un placaje
donde machaco al otro. Si algo se destaca en el rugby, es el respeto por el
compañero, que no contrario. Nuestro compañero que se pone en frente de
nosotros y que está dispuesto a jugar un encuentro, es el que nos permite que
practiquemos este deporte, por lo tanto, su participación es importante, si lo
machacamos, siendo este nuestro único objetivo, no conseguiremos más que
disminuir los practicantes y con ello menos equipos para poder seguir jugando a
rugby.
Debemos ser
atrevidos, y ello nos llevara inevitablemente a un gran avance del club. Si lo
hacemos, comprobaremos el cambio de actitud en todos los que están involucrados
en nuestro club. La únicas preguntas que nos debemos hacer son ¿quiero un nuevo
rugby? ¿Lo quiere mi compañero? ¿Estamos capacitados para hacerlo? Si la
respuesta es positiva, ¡a que esperamos!